La palabra empresa se usaba para designar una aventura, antiguamente la busca de mejor fortuna en otras tierras. Hoy, emprender sigue siendo una aventura llena de incertidumbres, esfuerzos y compromiso.
Los empresarios buscan el beneficio, por lo que las empresas nacen para producir, desarrollar y comerciar con productos y/o servicios con el fin de obtenerlo.
¿Es el beneficio el sentido último de una empresa?
Con el comercio, las empresas obtienen un rendimiento económico que les permite subsistir, desarrollarse, crear riqueza social y generar empleo. Para lograrlo, aquello que se produce debe ser útil para la sociedad y, en ese caso tendremos el beneficio como indicador de que las cosas se están haciendo bien. Si el beneficio se convierte en un fin en sí mismo, el sentido de empresa y de aquello por lo que nace y se produce, deja de tener valor.
Lo interesante en adelante son las empresas que aspiran a poner las capacidades personales al servicio de los demás, que incorporan un enfoque sostenible a largo plazo en sus modelos de negocio, que son viables económicamente, son responsables con su entorno y conectan con las personas.
La verdadera ventaja competitiva de una empresa está en sus valores y su cultura, que involucra a todos los miembros, y que unida a su manera de estructurar el negocio para conseguir resultados positivos, suma todo esto para satisfacer a un consumidor cada vez más formado e informado, más exigente, que compra e investiga.
El objetivo pasa entonces de ganar dinero a generar riqueza y ofrecer productos y servicios útiles, siendo el resultado sinónimo de rentabilidad.
Además, la sociedad actual demanda ejemplaridad, transparencia y comportamientos éticos, quizá porque es lo que menos es capaz de producir a cualquier nivel. Por ello, las empresas y los aventureros deben incorporar estos valores compatibilizándolos a medio y largo plazo para conectar con amplias capas de la sociedad que buscan un enfoque más humano en las empresas y el conjunto de la economía.
Los aventureros debemos conseguir trabajadores más comprometidos, más responsabilidad, más rentabilidad, más transparencia, más ejemplaridad, más comportamientos éticos y más espíritu emprendedor.
Con ello y un poco de viento llegaremos al objetivo.